La Exposición Internacional de Robots, que se celebra cada dos años en el centro Tokyo Big Sight, es la mayor cita mundial de un sector abanderado por Japón, país del que salen la mitad de los robots industriales del mundo. Un humanoide fue el encargado de cortar la cinta de acceso al recinto, que presentaba un aspecto digno de una película de ciencia ficción.
De los laboratorios de la nipona Kawada Industries, por ejemplo, ha salido Hiro –de metro y medio de alto y 70 kilos de peso– un artefacto con cámaras en los ojos y en las palmas de las manos, capaz de reconocer colores y formas y que se mueve gracias a un sistema operativo de tiempo real. Además, “es capaz de identificar un rostro”, según uno de sus creadores, Maksin Radev.
Si bien muchos de los ingenios son para uso industrial, su presencia en otros ámbitos es cada vez mayor: según la Asociación de Robótica de Japón, se calcula que el mercado para los robots dedicados al sector servicios supondrá 15.000 millones de dólares en 2015. En la feria se enseñaron ingenios como el Robot Ping Pong, un androide que casi siempre gana en este deporte y ‘Paro’, una foca de peluche que se comporta como un animal real.


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