En un artículo que publica la revista Plos One los investigadores explican que se trata de un neuropéptido, un señalizador del cerebro que, al activarse, es el responsable último de la resaca.
Los investigadores británicos realizaron su estudio sobre un cerebro mucho más simple que el del ser humano, el del gusano Caenorhabditis elegans, que tiene la particularidad de reaccionar de una forma muy parecida al humano a las intoxicaciones o dependencias del alcohol.
Cuando el cerebro de un C. elegans es expuesto al alcohol durante un prolongado periodo de tiempo, se acostumbra a un cierto grado de intoxicación. Y cuando el suministro de alcohol se interrumpe, empieza a experimentar ansiedad, debilidad, agitación e incluso espasmos, una serie de síntomas que son característicos de las resacas en su forma más aguda.
"La investigación muestra que los gusanos sienten los efectos de la retirada del alcohol y nos permite definir la forma en que éste afecta a los circuitos nerviosos responsables de la modificación de conducta", dijo Holden-Dye, líder del estudio.
Los autores del estudio han sido capaces, por primera vez, de identificar exactamente dónde y cómo el consumo de bebidas alcohólicas afectan al sistema nervioso. "Lo cual abre nuevas puertas al tratamiento del alcoholismo. Nuestro estudio proporciona un sistema experimental efectivo para atacar este problema", dijo el científico.
Sin embargo, la investigación también abre la posibilidad de fabricar nuevas "armas" químicas que minimicen o eliminen por completo los efectos posteriores a una abundante ingesta de alcohol. Y eso es algo que podría incluso llegar a aumentar la dependencia del 13% (según el estudio) de la población adulta que padece este desorden mental.
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