Para lograr esta hazaña, Courbalan utilizó dos pequeñas aletas especiales y se impulsó con el movimiento ondular de su cuerpo, como las serpientes marinas. Partió por la mañana desde Santa Teresa de Gallura y, tras casi cinco horas, alcanzó las playas de Piantarella, en la comuna de Bonifacio en Córcega.
"Anduvo todo bien, aunque había corrientes y olas altas. Cuando estoy en el agua, tengo la impresión de tener branquias, no siento ni dolor", relató Courbalan, quien sufrió la amputación de sus brazos a los 29 años.
Para llevar a cabo el cruce, el técnico informático se entrenó durante cuatro meses y estuvo asistido en el mar desde un kajak.
"Me lancé en este desafío para dar una esperanza a las personas con handicap que no creen más en ellos mismos", precisó Courbalan al diario español Última Hora.
Para llevar a cabo el cruce, el técnico informático se entrenó durante cuatro meses y estuvo asistido en el mar desde un kajak.
"Me lancé en este desafío para dar una esperanza a las personas con handicap que no creen más en ellos mismos", precisó Courbalan al diario español Última Hora.
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