Realizan encuesta hot a estudiantes universitarios en EU



La revista Playboy siguió la vida de algunas estudiantes universitarias y los trabajos sexys que realizan en el verano. También realizó una encuesta a hombres y mujeres sobre de las actividades sexuales en los “campus” y por los resultados, estudiar es mucho más divertido de lo que parece.
 
La encuesta señala que el 41% de alumnos de las universidades han mantenido relaciones sexuales con un profesor, o saben de algún alumno que lo haya hecho. Y aunque alrededor del 43% de los alumnos tienen sexo una vez por semana pero también hay un 17% de estudiantes vírgenes.

En cuanto a la tecnología y el sexo, estos dos conceptos se ven muy unidos en las universidades ya que el 25% de los 5 mil estudiantes encuestados han conocido una pareja por Internet. El 26% admite haber tenido ciber-sexo por medio de una Webcams. Al 34% le han sacado fotos desnudas con un celular y el 29% ha visto porno en su notebook en medio de la clase.

Entre las historias registradas por la revista, la que más se destaca es un relato de una muchacha de 24 años llamada Sarah que estudiaba en la universidad de Washington. Ella contó que cuando estaba pasando su ultimo año en la facultad, no tenia nada de dinero pero si tenia un cajón lleno de ropa interior que no usaba desde hace un año, así que para juntar dinero decidió poner un anuncio en el sitio Craiglist.com, haciéndose pasar por una adolescente de 19 años que vendía sus pantys y se llamaba “Sadie”. Su negocio se basaba en vender a 20 dólares el primer par y el segundó a 5, pero para ella todo el dinero era ganancia ya que no usaba esas prendas debido a que estaban rotas, sucias, etc.

Sarah aclaro que la mayoría de hombres que le compraban las prendas querían usarlas ellos mismos, por lo cual muy pocos compraban tangas y la mayoría elegían las grandes pantys blancas d algodón.

Algunos de los clientes de Sarah eran muy insistente en conocerla, incluso un hombre le ofreció 250 dólares solo para que ella le entregue las prendas personalmente, pero Sarah nunca acepto ese tipo de encuentros, ni tampoco subía fotos de su rostro para mantenerse lo más anónimas posible. Otra manera de mantener su seguridad era enviar la ropa interior por correo.

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