La anciana dijo estar muy emocionada por su hazaña. Aseguró que no tenía miedo y que además estaba dispuesta a saltar de nuevo. El acto llamó la atención de muchas personas. “Todo el mundo me abrazó después que salté”, dijo con alegría Aida.
DEPORTE EN LA SANGRE
En su juventud, la avezada abuela practicó natación, básquet y fútbol. Esta vez, realizó una serie de pruebas para ver si su salud le permitía ser capaz de hacer el salto. “El doctor dijo que su corazón está mejor que muchas chicas más jóvenes”, declaró su nieto Josivaldo.
“Este salto no será mi regalo de cumpleaños, sino mi regalo de Navidad. Mi nieto me desafió y me preguntó si tendría el valor para saltar. Le dije que sí”, contó entusiasmada. “Puedo decir que soy una mujer de 100 años en un cuerpo pequeño de 50”, bromeó.
Aida quiere entrar en el libro de los Récords Guinness. Por ahora debe obtener la aprobación del salto de la Federación de Paracaidismo de Brasil y luego deberá seguir algunas reglas del concurso para participar.
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