"Es una larga franja de playa y sólo se puede ver a miles de estos animales cubriendo la línea de la costa", dijo Perrott.
Para el biólogo Nigel Croasdale, del instituto de Vida Marina, las fuertes corrientes desplazaron las reservas alimenticias a la orilla junto con las estrellas de mar.
“Estas variaciones tienden a ocurrir una vez al año o cada dos años –dijo Croasdale–. Estos cambios son más frecuentes entre los meses de noviembre y marzo, la época del año cuando se experimentan grandes mareas”.
Luego de caminar varios kilómetros entre las miles de estrellas muertas, Margaret Perrott halló una viva y la regresó al mar.
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