Siete pecados capitales del sexo

Todo comenzó con Adán y Eva, la debilidad de él por la desnudez de una mujer y la tentación de ella por comerse la manzana prohibida, este concepto ha ido evolucionando de tal forma que hoy en día se dice que los chicos pecan de lujuria mientras que las chicas lo hacen de soberbia.


Lujuria: innova.
Es el pecado del sexo más popular ya que se relaciona con los pensamientos, deseos, obsesiones y prácticas sexuales que en su máximo grado pueden derivar en adicciones al sexo y adulterio. Por lo mismo suele ser el pecado que produce más separaciones y divorcios.

Sácale provecho a la lujuria liberando esa tensión sexual sin tener que buscar terceras personas que satisfagan tus instintos y habla con tu pareja expresándole tu necesidad de innovar y descubrir cosas nuevas. De la misma manera puedes usar fantasías sexuales, cambiar roles de dominación en la cama o introducir juguetes sexuales.

Gula: Une la comida y el sexo.
Este pecado se relaciona con un apetito voraz y una pasión desmedida por el sexo y por unir los banquetes en el juego sexual ya que ambos siempre han estado íntimamente relacionados.

Aprovecha tu creatividad y apodérate de la cocina. Elige los alimentos más adecuados para un encuentro teniendo en cuenta no sólo tus preferencias si no que también su capacidad afrodisíaca. Por ejemplo, comer un yogurt, helado, o fresas con chocolate puede ser una experiencia única cuando lo haces sobre el cuerpo de tu pareja.


Avaricia: ¡quiero más!
Este pecado es de excesos, al igual que la lujuria y la gula. En temas de cama puede interpretarse como el deseo de querer más y más, pero ¿con qué frecuencia es normal el sexo?, ¿una, dos, tres veces a la semana? No hay una cifra estipulada ya que lo que para nosotras puede ser aceptable para nuestra pareja puede ser insuficiente.

Tienes que saber que el deseo incontrolable o la apatía total de la pareja puede derivar en infidelidades, así que sintoniza tus impulsos sexuales: si tienes más deseos que tu pareja díselo con insinuaciones, poses y caricias. O por el contrario, si tú eres la que tiene pocas ganas haz un cambio de rutina y convierte el ascensor, un probador, baño público o la casa de unos amigos, en tu nidito de amor.


Pereza: ¿aburrida de la rutina?
Este pecado es 'la tristeza del ánimo' en lo que se refiere al sexo ya que acabas haciéndolo de forma casi mecánica y lo que debería ser algo divertido se convierte en un trámite.

Cuando empiezas a sentirte 'demasiado cómoda' en la relación estás en peligro, tu vida sexual puede estar cayendo en la rutina. Para evitar esto tienes que recuperar la espontaneidad, vuelve a sorprenderlo y dejarlo sin aliento igual que cuando lo conociste. El deseo tiene que ser provocado y una buena forma de hacer esto es recurrir a la filosofía del Tantra aplicada al sexo, es decir, hazlo sin prisa donde las caricias se convierten en máximas protagonistas.


Ira: canaliza el mejor sexo.
Este es sin duda el pecado capital más destructivo ya que en lo sexual se traduce en discusiones continuas, insatisfacción, rencor e incluso temor.

Para mejorar la situación canaliza las peleas y argumentos a través del sexo, y ¿qué resultado tendrás? Quizás el mejor sexo que hayas tenido. Por ejemplo, tome el rol de chica mala o chica buena, jueguen a que son dos desconocidos en busca de una aventura rápida o susúrrale palabras groseras durante el sexo.


Envidia: hacia las prácticas sexuales de los demás.
Este pecado está presente cuando deseamos al novio de una amiga, desear la intensidad del sexo de los vecinos o incluso desear el placer de tu propia pareja como algo tuyo.

Trasforma esa envidia en fuente de inspiración para conseguir una mejor vida sexual propia. Por ejemplo, si el novio de tu amiga es fuerte y guapo, anda al gimnasio con el tuyo, o si escuchas a tus vecinos teniendo sexo todo el día, muéstraselo a tu pareja para que compitan. También aprovecha los consejos sexuales de tus amigas y quédate con las cosas que te sirvan para mejorar en la cama con tu pareja.


Soberbia: no nos valoramos en el plano sexual.
Es el principio de todo pecado. Es el orgullo y el menosprecio hacia los demás. Saber lo que quieres en la cama es dar un paso hacia la felicidad, eso sí, sin llegar a anular la voluntad de nuestro compañero.

Contágiate de la seguridad que da este pecado y revélate. Tú tienes el poder de decir y decidir lo que quieres, y esa búsqueda de la satisfacción sexual te llevará a buscar la satisfacción de la pareja a través de nuevas experiencias.

2 comentarios:

Herlis opinó:

Excelente jajajaj

Anónimo opinó:

hahaha asi k eso era lo k las mujeres pensaban con razon no las entendia pero gracie ia aprendi un p0ko :P XD... mi msn ;) master_poderozo@hotmail.com Solo para chikas o reinas =D

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