Las autoridades de esta localidad, aprobaron el pasado julio la campaña "Bundy on Tap", con el apoyo de 350 de los 352 miembros del consejo municipal y una abrumadora mayoría de la población de 2.500 habitantes, informó la radio ABC.
Ayer por la noche se retiraron las últimas cajas de agua embotellada de todos los comercios del pueblo, y a partir de ahora solo se podrán rellenar envases reutilizables.
La iniciativa nació después de que una empresa de bebidas anunciara sus planes para embotellar agua proveniente de una reserva subterránea cercana.
El administrador jefe de Nueva Gales del Sur, Nathan Rees, ha pedido a otras poblaciones que se sumen al plan y dejen de comprar este producto.
Los australianos se gastaron en 2008 hasta 500 millones de dólares locales (388 millones de dólares estadounidenses) en agua embotellada, un 10 por ciento más que el año anterior.
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