La sobrina de Gonçalves, Rosa Maria Sampaio, explicó que su tío "pasó toda la noche bebiendo cachaça (aguardiente de caña) con los amigos".
Por la mañana, un amigo escuchó la noticia por la radio, avisó a Gonçalves de que sus familiares pretendían enterrar a un hombre que habían confundido con él y éste acudió al cementerio a toda prisa para dejar boquiabierto a todo el cortejo fúnebre.
El gerente de la funeraria, Natanael Honorato, afirmó que algunos de los familiares tuvieron dudas a la hora del reconocimiento, pero una de las tías y cuatro amigos confirmaron equivocadamente la identidad del muerto.
"¿Cómo iba a imaginar que el cuerpo no era de la víctima? Si la propia familia, que conocía al sujeto, reconoció el cuerpo", afirmó el gerente de la funeraria.
El supuesto finado sufrió un perjuicio por toda esta historia: el dueño del apartamento en el que vivía, que era uno de los amigos que reconoció el cadáver, quemó todas sus ropas y el colchón donde dormía. EFE
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