Horas antes de comunicarle al país los detalles de su nuevo plan, Obama convocó al Salón Oval a sus principales asesores en materia de seguridad, a excepción de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que se encontraba fuera de Washington y a quien llamó por teléfono para darle a conocer su decisión.
También habló, por vídeoconferencia, con el comandante de las tropas internacionales en Afganistán, el general Stanley McChrystal, y el embajador de Estados Unidos en Kabul, Karl Eikenberry.
La meta principal de su nueva estrategia es el entrenamiento de las fuerzas de seguridad afganas para que, eventualmente, reemplacen a las tropas norteamericanas. McChrystal ha informado a sus jefes del Pentágono que para 2013 pretende conformar una fuerza de seguridad afgana integrada por 400.000 hombres, 240.000 soldados y 160.000 policías.
El anuncio del presidente llega en momentos en los que la guerra en Afganistán es cada vez más impopular entre la población estadounidense, debido a una cifra de bajas cada vez mayor y a su fuerte coste en momentos de crisis económica.
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