El día más largo del siglo pasado ocurrió en algún momento durante 1912, según el geofísico del Jet Propulsion Laboratory (JPL) Richard Gross.
En tanto que el día más corto en los últimos 100 años fue el 2 de agosto 2001, cuando el tiempo que tardó la Tierra en dar una vuelta completa sobre su eje cayó a menos de 24 horas por alrededor de una milésima de segundo, aseguró el científico.
Gross, quien ha estudiado la rotación de la Tierra, aseguró que el planeta no gira como un reloj. En un artículo reciente publicado en “Physics of the Earth and Planetary Interiors”, Gross combinó varias series de mediciones de duración del día abarcando desde 1832 hasta 1997 y suaviza algunos de los errores con una fórmula matemática sofisticada.
“La duración del día varía alrededor de una milésima de segundo en el curso de un año”, dice Gross. “Poco a poco aumenta en el invierno, cuando la Tierra gira más lentamente, y disminuye en verano. También hay patrones de cambios en la longitud del día en las últimas décadas, incluso siglos”, agregó.
Puesto que hay 86.400 segundos en un día de 24 horas, unas pocas milésimas de segundo no parecen provocar mucha diferencia, pero lo hacen. Saber exactamente cuándo y cuánto varía la rotación de la Tierra podría conducir a mejores modelos de la atmósfera y los océanos, la predicción del tiempo atmosférico y un mejor conocimiento del funcionamiento interno del planeta.
Desde la época de Halley, los científicos han utilizado una variedad de técnicas para medir la velocidad de rotación de la Tierra. Primero se utilizaron los métodos astronómicos. Ahora utilizan el láser lunar y los satélites; una técnica llamada interferometría de muy larga base y el sistema de posicionamiento global.
La longitud del día -la velocidad con que la Tierra rota- depende de cómo se distribuye la masa de la Tierra. Su masa incluye la atmósfera, la litosfera y su núcleo líquido. Por eso un terremoto puede alterar la velocidad de rotación. “Es como un patinador sobre hielo”, dice Gross.
“Los cambios anuales en la duración de la jornada -sostiene- son causados sobre todo por el ambiente, los cambios en la fuerza y la dirección de los vientos, especialmente la corriente en chorro. El sol calienta el ecuador más que los polos. La diferencia de temperatura es en gran parte responsable de la corriente en chorro. Cambios estacionales en la temperatura producen cambios diferencia en los vientos y, por tanto, la longitud del día”.
LAS RAZONES
Los cambios en los patrones de la duración del día pueden durar décadas. “Estas son causadas por procesos en el núcleo de la Tierra”, dice Gross. “El núcleo es un fluido. Su movimiento genera el campo magnético de la Tierra. Observar el campo magnético en la superficie nos da una idea de cómo el líquido se mueve dentro del núcleo. De estos cambios en el movimiento del fluido inferidos de los producidos en el campo magnético pueden coincidir con el período más largo de cambios en la longitud del día”, explicó.
Sucede que estamos ahora en medio de uno de estos patrones a largo plazo. Anualmente, la duración de la jornada ha sido cada vez más corta desde 1992. Si la tendencia continúa, dice Gross, el día más corto puede aparecer este verano.
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