La sonda de reconocimiento lunar LRO, lanzada en junio por la Nasa, arrojó que el lugar más frío del Sistema Solar se encuentra dentro de los cráteres oscuros cercanos al polo sur de la Luna.

Al medir la temperatura de diferentes zonas de la Luna, se comprobó su gran variabilidad térmica pues durante el día gran parte de su superficie puede alcanzar los 104 grados bajo cero, mientras que en la noche la temperatura se desploma.

En los cráteres, ubicados en el polo sur del satélite, nunca llega la luz solar, por lo que su temperatura jamás sube de los 240 grados bajo cero. En esta zona se han encontrado grandes bloques de hielo de miles de millones de años que, según la Nasa, podrían utilizarse como fuente de hidrógeno y oxígeno.

Además, estos bloques de hielo pueden mostrar el historial de impactos cósmicos que ha sufrido la Luna e incluso dar una idea sobre las características iniciales del Sistema Solar.

En otros cráteres y en las regiones que los rodean, así como en las zonas polares, se ha encontrado hidrógeno, lo que significa que bajo su superficie hay agua o un compuesto químico con hidrógeno como el metano. Lo que aún no han podido saber los especialistas de la Nasa es cuánta cantidad hay y a qué profundidad está almacenado.