Cinco personas murieron y otras 14 fueron hospitalizadas el pasado jueves durante las protestas masivas contra los ataques con jeringa vividos esta semana en Urumqi, capital de la región noroccidental china de Xinjiang, según confirmó hoy la prensa oficial.
En una rueda de prensa celebrada anoche el vicealcalde de Urumqi, Zhang Hong, confirmó los cinco fallecimientos y aseguró que dos de ellos eran "civiles inocentes", mientras que el resto todavía están sin identificar.
Según recogió la agencia oficial de noticias Xinhua, Zhong agregó que la situación en las calles de Urumqi estaba "básicamente bajo control", a pesar de que la propia agencia oficial reconoció varias protestas y disturbios ayer, viernes, cuando más de 1000 residentes se enfrentaron a la policía, que empleó gases lacrimógenos para disolver a los manifestantes.
El vicealcalde también expuso que los misteriosos ataques con jeringas hipodérmicas contra residentes chinos estaban premeditados y organizados "para crear terror" y elevó el número de heridos por este tipo de agresión a 531 personas, la mayoría de ellas de etnia han.
"Las "tres fuerzas" (separatismo, terrorismo y extremismo) de dentro y fuera del país no quieren reconocer la unidad étnica y su fracaso en las revueltas del 5 de julio -que causaron al menos 197 muertos-, así que están usando "violencia de baja intensidad" para alterar el orden social e instigar el odio étnico", añadió.
Ayer, el ministro chino de Seguridad Pública, Meng Jianzhu, desplazado a Urumqi para coordinar personalmente la labor policial, afirmó que los ataques con jeringas fueron instigados por las fuerzas separatistas.
A su vez, las autoridades locales de Urumqi, prohibieron las marchas, manifestaciones y protestas masivas en la región, dividida entre chinos han y uigures, con el objetivo de mantener la estabilidad.
Desde el miércoles, se suceden las protestas contra estos ataques y los manifestantes, en su mayoría chinos han, pedían también la dimisión del secretario del Partido Comunista en la región, Wang Lequan, un protegido del presidente Hu Jintao, al que acusan de incompetencia para garantizar la seguridad ciudadana.
Xinjiang estuvo habitada durante siglos por la etnia uigur de lengua turca y credo musulmán, hasta que los colonos chinos empezaron a llegar a la región después de la ocupación de las tropas comunistas, en 1949, en especial en las últimas dos décadas, hasta convertirse en un 50 por ciento de los pobladores.
Los uigures acusan al gobierno chino de reprimir y segregar su cultura, y de torturar a sus miembros o ejecutarlos bajo falsas acusaciones de terrorismo, mientras que Pekín consiguió incluir en 2001 a una de las más importantes organizaciones separatistas uigures en la lista de grupos terroristas internacionales de la ONU.
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