Los inspectores intervinieron en primer lugar la antigua finca ubicada en el jirón Ayacucho 516, donde comprobaron que los comerciantes escondían los animales en jaulas cubiertas con manteles y en sacos sin ventilación.
Entre los numerosos loros había pericos, loros cabeza azul, roja, ploma, amazonas y pihuichos. También fue intervenida la quinta ubicada en el jirón Ayacucho 540, donde una vendedora ofrecía sin reparos una serpiente.
El fiscal en materia ambiental, Carlos Quiche, identificó a la dueña del establecimiento con el nombre de Lucila Huaripata, citándola de inmediato para las investigaciones correspondientes.
Asimismo, un vendedor ambulante identificado como Gerardo Arenas fue detenido por la Policía cuando pretendía huir con dos sacos llenos de tortugas motelo.
Todos los animales fueron derivados a la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre para su posterior derivación a los parques zoológicos.
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