Efectivos policiales desalojaron este martes a los seguidores del derrocado presidente Manuel Zelaya que se encontraban en las inmediaciones de la embajada de Brasil en Honduras, en donde el mandatario se refugió ayer tras volver en secreto a su país, en medio de un toque de queda que decretó el gobierno de facto de Roberto Micheletti.

Orlin Cerrato, portavoz de la Secretaría de Seguridad, señaló que tienen “un control total y absoluto” de la zona aledaña a la embajada brasileña en Tegucigalpa, y que no hay ningún seguidor de Zelaya en el área, luego de que lasa fuerzas policiales lanzaron gases lacrimógenos para lograr dispersar a los manifestantes, que se enfrentaron a las fuerzas del orden, lo que dejó varios heridos y una patrulla incendiada.

Zelaya rechazó terminantemente la posibilidad de dialogar con el mandatario de facto, Roberto Micheletti, quien ayer pidió a la embajada brasileña que entregue al despuesto mandatario. Además, denunció que hay francotiradores apostados en los exteriores de la sede diplomática, donde está en calidad de “huésped”.

Miles de manifestantes se trasladaron a la embajada a petición de Zelaya, que hizo un llamado a establecer un “cerco humano” en torno a la embajada. Más tarde, arengó a sus seguidores y proclamó la consigna “patria, restitución o muerte” para presionar al gobierno de facto.