Pero las técnicas parecen perfeccionarse cada vez más. ¿Qué tienen en común las dos personas de la imagen que acompaña la nota? Bueno, si algún día te encuentras a esta joven y atractiva china en un bar y te propone ir a su casa, desconfía. Abstente, porque en realidad ella es el chico de la foto.
Así es, aunque muchos nos resistamos a creerlo. Y es que los maestros chinos del disfraz mejoran continuamente sus técnicas, y con un poco de maquillaje y una peluca son capaces de transformar a cualquier joven de Shanghái en una dulce y casi virginal asiática.
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