Lajeunesse desmintió así la idea de que los amantes de la pornografía buscarían reproducir en su vida real los comportamientos de la pantalla, es decir, que habría un vínculo entre la pornografía y la violencia sexual contra las mujeres.
“Sería tan lógico como decir que la publicidad del vodka Smirnoff lleva al alcoholismo”, dijo el sociólogo, profesor asociado de la Universidad de Montreal.
Para la gran mayoría, ver pornografía satisface una “fantasía marginal” debido a su monosexualidad (expresión usada por el filósofo francés Michel Foucault), y sería abusivo extrapolar casos patológicos, añade el científico.
A Lajeunesse le costó mucho hacer su investigación, pues muchos sitios como videoclubes y sexshops se negaron a colocar su anuncio buscando hombres para ser entrevistados sobre pornografía.
Solo las universidades le permitieron dirigirse a sus estudiantes. El primer hallazgo fue que todos los entrevistados buscaban pornografía en Internet.
Según el investigador, los hombres buscan en la pornografía fantasías que ya tenían cuando tuvieron su primer encuentro sexual, en general hacia los 12 años. Pero su “guión” luego “se deshace al chocar contra la realidad”.
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