La Casa Blanca selecciona todos los años un tema para las decoraciones navideñas y en esta ocasión ha sido 'Reflexión, Alegría y Renovación', palabras que -en distintas leguas- llevan cosidas, en unas cintas azules de letras amarillas, las bolas que decoran el árbol presidencial.
El abeto, un ejemplar de seis metros de alto y cuatro de ancho procedente de Virginia Occidental, ha sido decorado con 800 adornos que ya lucieron los árboles de otros presidentes, pero con una nueva imagen.
La Casa Blanca previamente los envió a 60 escuelas y centros comunitarios de todo el país para que plasmaran en ellos la imagen de su monumento favorito de EEUU.
Así, desde la neoyorquina Estatua de la Libertad, al zoo Lincoln de Chicago, pasando por el parque Davy Crockett de Tennessee, o el Centro Espacial Kennedy de Florida, han quedado plasmados en unas bolas de gran tamaño.
Para completarlo, unas piedras de cristal que simulan ser escarcha con el reflejo de las luces y una enorme cinta amarilla que recorre el árbol de abajo a arriba y acaba en una gran lazada.
Este año, los adornos también incluyen, como es tradicional, una reproducción de la Casa Blanca en pan de jengibre y chocolate blanco que comenzó a fabricar en septiembre el chef Bill Yosses, quien en esta ocasión ha añadido el huerto con el que la primera dama ha promocionado una dieta saludable entre los niños.
No obstante, siguiendo con el espíritu de reciclaje navideño, la Casa Blanca ha asegurado que una vez pasadas estas fechas los abetos serán adoptados por el Servicio Nacional de Parques, que les encontrará un nuevo hogar.
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