Cristiano Ronaldo se mudó del paraíso al infierno en apenas 70 minutos: el portugués convirtió los dos goles de la victoria del Real Madrid por 2-0 sobre el Málaga, pero luego se retiró expulsado, víctima nuevamente de su temperamento.
El jugador portugués pudo romper la sequía goleadora de los últimos tres encuentros oficiales con los dos tantos, anotados a los 35 y 39 minutos, que le permitieron al club blanco recuperar la diferencia de cinco puntos respecto al líder de la liga española de fútbol, el Barcelona.
No obstante, el fichaje estrella de la temporada del club blanco expuso una nueva versión de su inestabilidad emocional en los partidos. Recibió su segunda tarjeta roja directa en la primera rueda y quedó expuesto a una posible sanción de varios encuentros por reincidencia.
Cristiano vio la tarjeta roja a los 70 minutos, después de forcejear con el jugador del Málaga Patrick Mtiliga y aplicarle un codazo en la cara, en su afán por liberarse de la marca.
Como producto del golpe, el agredido sufrió la fractura de su tabique nasal y deberá permanecer dos semanas fuera de los campos. Precisamente, el propio jugador portugués se acercó al vestuario en los minutos posteriores al partido para ofrecer las disculpas a su rival.
“Los árbitros tienen que saber quiénes trabajan por el espectáculo y quiénes lo hacen por interrumpirlo. Cristiano hace todo por jugar y quiere jugar siempre”, se quejó Jorge Valdano, director general del Real Madrid, después del partido.
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