Según un estudio del Instituto sueco de Karolinska, en Estocolmo, la monogamia depende de los genes.
El resultado del estudio afirma que los hombres son menos infieles cuando carecen de una variante de un gen que influye en la actividad del cerebro.
Presente en dos de cada cinco hombres, la variante del gen influye además en las posibilidades de que existan problemas de convivencia en el matrimonio, según reportaje publicado en el prestigioso The Washington Post.
"Los hombres con dos copias del gen tienen doble riesgo de experimentar conflictos en la relación y divorciarse, en comparación con los hombres sin ninguna copia", explica Hasse Walum, director del estudio en el que se ha analizado a 1.000 parejas heterosexuales.
Walum afirma que las mujeres "casadas con hombres con una o dos copias del gen muestran un promedio de satisfacción más bajo en relación con las mujeres unidas a los que carecen de esta variante".
¿La infidelidad del hombre es culpa de los genes?
El trabajo se ha centrado en los hombres porque la hormona examinada desempeña un papel mayor en sus cerebros que en los de las mujeres.
El descubrimiento ha provocado un debate sobre si se debe usar la genética para que las parejas conozcan las posibilidades de que su relación sea exitosa. En un futuro, una mujer podría solicitar un examen genético del marido para saber con anticipación si es proclive a las infidelidades.
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