Antes de la apertura se formó una larga fila de clientes en la que, según el periódico, había veteranos militares, abuelas, trabajadores, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, negros, blancos y latinos.
"Unas tres decenas de personas asistieron a la inauguración y les dio la bienvenida Madeline Martínez, una pionera del movimiento en Oregon para el uso de la marihuana con fines médicos", señala el artículo.
El Cannabis Café ocupa el local que antes fuera el restaurante Rumpspankers ("los que dan palmadas en el trasero"), y luce como cualquier otro establecimiento "excepto por dos brillantes vaporizadores plateados conectados cerca del bar revestido de azulejos".
El diario precisa que "las únicas personas autorizadas en el Cannabis Café son las que tienen una licencia para fumar (marihuana) y también son miembros del grupo que ha promovido la iniciativa".
Los clientes deben pagar 5 dólares y llevar su propia marihuana, o fumar la donada con fines médicos.
No obstante los detractores señalan que cualquier cliente que ingrese al local se drogará por el ambiente recargado y que, en todo, si la marihuana es medicinal que la fumen en su casa y no en establecimientos públicos.
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