El coleccionista, Kenneth Rendell, propietario de un pequeño museo de la Segunda Guerra Mundial en Massachusetts (EEUU), dijo que habría pagado por ella hasta 67 200 dólares.
La carta, subastada el martes en Bohmams, de Londres, y que lleva la fecha del 30 de septiembre de 1933, está mecanografiada aunque lleva al pie la firma autógrafa de Hitler y muestra al Führer interesado en unas buenas relaciones con el Reino Unido.
Pese a desestimar la invitación que le hizo el periodista Sefton Delmer, corresponsal entonces del Daily Express en Berlín, para que escribiera sobre la crisis británica, Hitler expresa a su corresponsal su esperanza de que los dos países lleguen a firmar un acuerdo bilateral.
"Sería feliz si pudiese superarse de tal modo la desgraciada psicosis de guerra de los doce últimos años como para permitir convertirse en realidad la relación verdaderamente cordial de los pueblos británico y alemán que tanto deseamos yo y mi movimiento", escribe Hitler.
El político nazi justifica su negativa a comentar la crisis económica británica para el periódico porque el artículo que se le pide sería interpretado por el público británico como una crítica al país y una acción "presuntuosa" por su parte.
El joven periodista que le hizo aquella propuesta, bilingüe y educado parcialmente en Alemania, tenía tan buenas relaciones con los nazis ya en 1931 que el ministerio británico de Exteriores llegó a sospechar en algún momento que fuese un agente alemán.
Sefton Delmer fue el primer corresponsal británico en entrevistar a Hitler y viajó incluso en su avión durante la campaña electoral de 1932.
Su "scoop" más famoso se produjo en 1933, cuando recorrió el Reichstag (el Parlamento berlinés) en llamas junto a Hitler.
Aunque se le adelantó en realidad el corresponsal del Times londinense, Delmer hizo coincidir su llegada con la del grupo que acompañaba a Hitler.
En su libro "Trail Sinister", Delmer describe cómo Hitler se apresuró a aprovechar políticamente aquel siniestro, falsamente atribuido por el dictador a los comunistas.
"Quiera Dios, dijo entonces Hitler, según el periodista, que esto sea obra de los comunistas. Somos en este momento testigos del comienzo de una nueva y gran época de la historia alemana, señor Delmer. Y este fuego es sólo el comienzo".
El periodista británico cuenta entonces algo que parece chaplinesco: nada más pronunciar esas proféticas palabras, Hitler tropezó con una manga de riego.
Fuente: Terra
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