En Italia se ha impuesto el “Slow Sex”, una práctica que nos invita a reformular nuestra vida sexual en un mundo que corre a mil por hora. Basado en el Tantra, propone darle espacio a las relaciones sin dejarse llevar por el vértigo.
“El tiempo no alcanza”, “No hay tiempo para nada”, “No almorcé por falta de tiempo”. ¿Cuántas veces hemos escuchado esta clase de frases o cuántas veces las hemos dicho nosotros mismos? Aunque tratemos de evitarlo, el mundo de hoy nos hace correr a mil por hora, incluso con nuestras relaciones personales y sexuales.
Por ello, el italiano Alberto Vitale propone el Slow Sex, una forma que nos insta a bajar las revoluciones del día para darnos un tiempo, al menos por las noches, para el pleno disfrute de la vida en pareja.
“En nuestro mundo consumista el objetivo es llevarse a la cama lo antes posible a alguien para pasar lo antes posible a la próxima conquista”, reprochó Vitale. “La pasión se confunde con la gratificación instantánea. Nos hemos vuelto muy impacientes y muy avaros. Así no hay manera de disfrutar el sexo”, advierte.
Inspirado en las prácticas sexuales tántricas y budistas, el Slow Sex busca no dejarse llevar por el vértigo que conlleva hacer el amor. Busca dar espacio al romance y la atracción para que el placer llegue cuando deba llegar, sin apuros, casi como un ritual. Así que adiós a los ‘choque y fuga’ y a los ‘quickly mañaneros’.
No se trata, tampoco, de moverse en cámara lenta (aunque es una opción), sino de hacerlo a conciencia, con todos los sentidos alertas, olvidándose del correr de las manecillas del reloj y de la agenda laboral del día próximo.
Para Vitale, esta es una formidable fórmula para evitar la rutina sexual a la que miles de parejas alrededor del globo se han visto sometidas a causa de sus estresantes formas de vida. ¿Se anima a probarlo?
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