Científicos explican por qué nos gusta besar

Según los expertos en este campo (porque por lo menos hay tres de ellos, como explica la revista Wired), "besar es un mecanismo para la elección de pareja y la evaluación de un compañero".

Asociación Americana para el Avance de la Ciencia afirmó que más del 90 por ciento de la sociedad humana se afana con esta cosa tan extraña que es besar: juntar las caras e intercambiar saliva.

Los científicos buscan aquella razón que hace al beso algo tan popular. Para ellos, debe haber alguna ventaja evolutiva. Y los humanos no estamos solos en este ritual. Los chimpancés se besan, los zorros y perros se lamen las caras, algunas aves ponen sus piquitos juntos, y los elefantes meten sus trompas en la boca del otro.


Herramienta evolutiva
Los humanos nos hemos besado desde hace siglos. “Muchos besos, sobre todo en la época de los romanos, eran muy babosos”, explicó Donald Lateiner de la Universidad Wesleyan de Ohio en Delaware, quien estudia la historia de los besos.

Entonces, ¿de qué se trata? Es posible que tenga que ver con eso que llamamos química. Sucede que la saliva es como un cóctel de químicos y besar puede ayudarnos a saber rápidamente si alguien es un buen compañero o no.

¿Nunca te ha sucedido que te has sentido atraído por alguien y el primer beso no fue bueno y te desilusionaste?

Muchas hormonas están presentes en la saliva, y pueden servir para varios objetivos románticos. "Hay evidencia de que la saliva tiene testosterona en ella, y también que los hombres prefieren besos más húmedos y con la boca más abierta", dice la antropóloga biologista Helen Fisher de la Universidad de Rutgers. "Eso sugiere que están inconscientemente tratando de transferir testosterona para provocar el deseo sexual en las mujeres."

Señales en la boca
Para esta científica, besar es la punta del iceberg. “Creo que vamos a encontrar más tipos de sistemas químicos que están en juego y que no conocemos".

Fisher encontró en el análisis que realizó con 40 mil personas del sitio web de citas Chemistry.com que hay cuatro dimensiones de temperamento, o rasgos biológicos. Estas dimensiones están relacionadas a diferentes sistemas químicos en el cerebro: la dopamina está asociada a la búsqueda de la novedad, a tomar riesgos, a la curiosidad y la creatividad; la serotonina está ligada a la calma, a la cooperación, a la lealtad y la tradición; la testosterona a la toma de decisión y al control de las emociones; y el estrógeno junto a la oxitocina está relacionado a la crianza, a la paciencia y las habilidades sociales.

Con esta información, Fisher realizó un cuestionario a 28 mil personas en este sitio Web para ver qué tanto afectan estos sistemas a la hora de elegir pareja.

“Parece que nos sentimos atraídos a personas con perfiles biológicos particulares”. Y quizá el beso nos ayude a conseguir la información para saber si esa persona tiene ese perfil.

Entonces… ¿Es cierto que los opuestos se atraen?
Eso depende de la persona. Aquellos aventureros que expresan dopamina firmemente, eligen personas parecidas a ellos. Y lo mismo para los tradicionales que expresan serotonina. Sin embargo, los de alta testosterona eligen personas con más estrógeno y viceversa.

¿Solo perfiles biológicos puros?
La neurocientífica Wendy Hill piensa que besar también juega un papel en la unión de la pareja.

Ella investigó esta idea pidiéndole a parejas en edad universitaria que se besen por 15 minutos en su laboratorio. Comparando muestras de sangre y saliva de antes y después del beso, ella descubrió que la cortisona –una hormona relacionada al estrés- bajó tanto en hombres y mujeres.

El beso aumentó el nivel de oxitocina en los hombres, que está relacionada con crear lazos, no obstante, el nivel se redujo ligeramente en las mujeres.

La científica cree que se trata del ambietne. Por más que ella trató de relajarlo con flores y música, el centro de salud de la universidad es donde los estudiantes van cuando se sienten enfermos, no románticos. Y quizá eso afectó más a las mujeres que a los hombres en su experimento.
Con información de la revista Wired.

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