Desde el punto de vista endocrinológico, el amor trae cambios para bien. “Lo primero que se liberan son las beta endorfinas. Estas se disparan cuando uno está enamorado, y son responsables de la sensación de gran bienestar”.
Pero eso no es todo. “Hormonas, sistema nervioso y piel forman un triángulo muy estrecho. Por eso, la segregación de estrógeno en la mujer mejora el cabello, las uñas, el cutis. Rejuvenece la piel, sin duda”.
Por su parte, “Se eleva la dopamina, la cual hace que te sientas bien. Siempre y cuando sea una relación sana, porque la dopamina está vinculada a las adicciones”, apunta.
Agrega que se mejora la atención, la motivación y la memoria, hay una importante reducción de ansiedad, estrés y depresión, se fortalece el sistema inmune y bajan los niveles de hipertensión.
Un estudio concluye que las parejas que llevan más tiempo juntas tienen menos visitas al doctor,. “Otra cosa interesante es que las relaciones estables se resfrían menos que los solteros, mientras que las parejas de ancianos sufren menos dolor que los ancianos solitarios. Esto es por la segregación de hormonas que permiten una mayor resistencia al dolor”.
Una relación saludable contribuye al crecimiento personal e, incluso, a elevar la esperanza de vida. Así que ya saben: amar es bueno para la salud.
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